¿Te has preguntado alguna vez por qué Dios te dio ciertas habilidades o pasiones?
En 1 Pedro 4:10 se nos dice: “Cada uno, según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.”
Es sumamente importante conocer cuáles son los dones, habilidades y fortalezas que Dios nos ha dado, para así poder ponerlos en práctica dentro de los ministerios. Si aún no los conocemos o no
estamos seguros sodre esto, es muy importante buscar ayuda para poder laenuncarlos. En nuestra iglesia está el curso de dones. el cual es de gran avuda para conocer cuáles son todos los dones del Espíritu Santo y cuáles son los que Dios nos dio a nosotros específicamente.
Es importante saber que estos dones no siempre van a coincidir con nuestros talentos naturales, pero muchas veces se complementan.
Además de llevar estos cursos, es fundamental orar a Dios para que nos muestre cuáles son las fortalezas o habilidades que El nos ha dado y cómo usarlas como herramientas para su servicio.
¿Y qué hacemos una vez que conocemos nuestros dones?
Como bien lo dice el versículo con el que iniciamos, debemos usarlos para ministrar a otros y buscar maneras de ponerlos en práctica para el servicio de Dios.
Yo, durante mucho tiempo, sabía cuáles eran los dones que Dios me había dado, pero no los estada ullllzando.
Una vez, en una reunión de líderes de jóvenes, David Calvo nos confrontó sobre este tema:
¿Cómo estábamos utilizando los dones que Dios nos había dado a cada uno? ¿O los estábamos dejando perder?
Sinceramente, para ese tiempo, vo no los habia utilizado, o lo habia hecho muy pocas veces. rue algo con lo que el senor me contronto y me llevo a renexionar serlamente sodre que dedia nacer.
Mis dos primeros dones son Misiones y Evangelismo. Durante mucho tiempo tuve el pensamiento erróneo de que, para poner estos dones en práctica, tenía que irme al otro lado del mundo a trabajar. Pero la realidad no es así. Ahí es donde entra la importancia de orar a Dios y buscar ayuda con líderes o pastores, para conocer cuáles podrían ser las formas correctas de
utllizarlos.
Hablando con David en ese tiempo, él me dio muchos ejemplos de cómo estos dones podían ser utilizados. A partir de ahí, comencé a orar a Dios pidiéndole dirección: que me mostrara dónde y cómo quería que pusiera mis dones a su disposición.
En mi trabajo y en mi vida diaria, me rodeo de mucha gente que no conoce a Dios. En varias ocasiones, algunos se han acercado a hablar conmigo sobre el evangelio. (Por eso es tan importante cuidar siempre nuestro testimonio, donde sea que estemos). Gracias a Dios, he tenido la oportunidad de hablarles, y algunos se han acercado más a Él. Eso es evangelizar, y así es como he podido poner en práctica ese don.
Muchas veces pensamos que para evangelizar tenemos que ir de puerta en puerta hablándole a las personas del Señor. Pero, en realidad, simplemente con contar nuestro testimonio y con ser como Dios quiere que seamos -donde sea que estemos — ya estamos evangelizando. Las personas van a notar algo diferente en uno; eso llamará su atención, y el Señor utilizará eso para que muchos se acerquen a hablarnos o nos pregunten sobre la iglesia o el evangelio.
Por otro lado, con el don de Misiones, he tenido la oportunidad de servir en algunos lugares como voluntario. Tuve la dicha de ir con un grupo de la iglesia a servir en una congregación en Upala, que organizó un evento para niños de la zona. Cuando uno regresa de ese tipo de experiencias, el corazón viene lleno de gratitud y gozo al ver cómo Dios usa pequeños gestos para bendecir a muchas familias y permitir que conozcan de El por medio de acciones sencillas pero poderosas. Lo mejor de todo es que, al final, los más bendecidos siempre terminamos
sendo nosouros.
Para concluir…
Quiero hacer un llamado a la acción a cada uno de ustedes que ya conocen sus dones pero no los están utilizando. Oren al Señor, pidan ayuda a sus líderes y pastores para comenzar a usarlos en el servicio de Dios.
Y si aún tienen dudas o no saben cuáles son sus dones, pregunten por el curso de dones en la iglesia. ¡Estoy seguro de que será de gran bendición para todos!
Muchas gracias por su tiempo.
¡Que Dios los bendiga!
Kevin Salas
Ministerio de Adolescentes